Si voy a hablar de este libro es porque sinceramente me apetece, a pesar de que hayan pasado un par de meses desde que lo terminé. Cayó en mis manos recién iniciado el verano, curioseando como hago tantas veces la biblioteca doméstica de algún amigo.
Y estando como estaba, y como aún estoy a ratos en una temporada vacía de sentido, el título del libro no pudo apuntar más certeramente: El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl.
El título ya solo te interpela. “El hombre”. Tú que me lees, yo que te escribo, el vecino que arrastra la silla en el piso de arriba. Todos somos hombres aunque a veces nos comportemos como animales, aunque a veces olvidemos nuestra dignidad o más a menudo la de los demás. “En busca de sentido”. Todo hombre busca un sentido a su vida, aunque muchas veces también lo diluyamos entre hábitos y comodidades que nos acogotan el alma. Creo, sin embargo, que el hombre de hoy reflexiona sobre sí mismo y sobre lo que le rodea más de lo que se cree, y creo también, para qué negarlo, que desecha con más facilidad cualquier oportunidad que le lleve a plantearse seriamente su vida y el sentido de esta.
A decir verdad, el libro ya me sonaba de algo, puede que alguna profesora de filosofía hablase de él en una tarde calurosa, o que lo viera en algún puestecillo de libros de estos que tanto abundan en verano. No lo sé. Pero lo que sí sé es que lo cogí y pese a que tenía muchos libros ya pendientes por leer, se lo robé pedí a mi amigo.
Pero llevo ya tres párrafos y no te he contado realmente nada sobre el libro. No te preocupes que es sencillo. El hombre en busca de sentido es un relato autobiográfico, la experiencia del autor como prisionero en un campo de concentración nazi, narrado desde su óptica como psiquiatra -ya lo era antes de ser hecho prisionero -. Y de esta historia íntima y terrible Viktor Frankl acaba desarrollando su propia corriente psicológica llamada logoterapia.
Quizás lo mejor del libro es que a lo largo de cada párrafo uno no puede dejar de hacerse preguntas. ¿Tiene sentido el sufrimiento? ¿Es la vida digna de vivirse aun en circunstancias como las que vive el autor? ¿Qué es el hombre? ¿Puede existir Dios en medio de toda esa locura? Algunas respuestas están en el propio libro, otras el propio autor trata de brindarlas en base a su experiencia; y otras preguntas que pueden surgir tendrás que responderlas -o no- por ti mismo.
“La máxima preocupación de los prisioneros se resumía en una pregunta: ¿Sobreviviremos al campo de concentración? De lo contrario, todos estos sufrimientos carecerían de sentido. La pregunta que a mí, personalmente, me angustiaba era esta otra: ¿Tiene algún sentido todo este sufrimiento, todas estas muertes? Si carecen de sentido, entonces tampoco lo tiene sobrevivir al internamiento. Una vida cuyo último y único sentido consistiera en superarla o sucumbir, una vida, por tanto, cuyo sentido dependiera, en última instancia, de la casualidad no merecería en absoluto la pena de ser vivida”
Pero no deja de ser revelador y esperanzador que para Viktor Frankl la vida estuviera repleta de sentido aun habiendo perdido a su padre, a su madre, a su hermano, a su mujer embarazada; habiendo padecido hambre, frío y demás brutalidades que le despojaban de su misma condición humana; habiendo sufrido en sus carnes el desprecio a su dignidad como persona. Y que precisamente conectar con ese sentido fue lo que hizo que él, y muchos como él, sobrevivieran al campo, pues de alguna manera “el sufrimiento deja de ser sufrimiento cuando encuentra un significado”.
Espero que con esto ya te hayan entrado ganas de leer el libro, querido lector. Yo tampoco me voy a enrollar mucho más, tan sólo que es un libro de los que tocan, de los que se leen rápido y sobre todo de los que hacen creer en la verdad. Que nos hará libres.
“Los que estuvimos en campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas – la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias – para decidir su propio camino.”
Thanks for reading.
Me leí este libro no hace mucho y estoy de acuerdo en que es un libro excepcional. Me ha hecho reflexionar y replantearme algunas cosas de mi propia vida. Y, además, como este verano vamos a tener la ocasión de visitar Auschwitz, gracias al libro lo veré con una mirada diferente.
Sin embargo hay varias cosas que no temrino de entender y que no me dejan tranquilo. La primera de ellas son las creencias personales del autor, que no se dejan del todo claras en ningún momento y creo que son un factor importante para comprender el mensaje del libro. Según he leído, Viktor Frankl venía de una familia judía, pero ¿era realmente creyente? En el libro en un par de ocasiones hace referencia también a la cruz con la que hay que cargar, afirmación más bien propia del cristianismo. Además, defiende la libertad humana (poniendo argumentos poco convincentes, bajo mi punto de vista) pero a la misma vez habla mucho del “destino”. No estoy seguro de la acepción con la que usa esta palabra.
Y lo que echo en falta es una respuesta a la pregunta que guía todo el relato: ¿Cuál es el sentido de la vida? Uno de los ejemplos que se citan es el de un prisionero que era científico y que abandonó la idea de suicidarse para poder acabar un trabajo de investigación inconcluso. Para este hombre, según el autor, el sentido de su vida era su investigación… Sinceramente, no me termina de convencer…
A lo mejor estoy siendo demasiado tiquismiquis. De todos modos, ya digo que en general el libro me ha causado una muy buena impresión. Un saludo
Hola Bartek! Quizás sí seas un poco tiquismiquis jajaja Pero vayamos por partes.
1. Tengo unas ganas enormes de visitar Auschwitz este verano. Creo que es imposible que un sitio así deje indiferente a nadie.
2. El origen de Viktor Frankl es judío y por lo que he leído también era practicante. Sin embargo, su segunda esposa (con quien se casó en 1947, ya terminada la guerra) era católica y según Wikipedia ambos acudían a la iglesia y a la sinagoga. Quizás eso explique su forma de referirse a la cruz.
3. El debate del libre albedrío y el destino es infinito así que no sé si abrirlo jajaja
4. No creo que el propósito de Frankl sea responder a la pregunta de cuál es el sentido de la vida. Al fin y al cabo, el libro se llama “El hombre en busca de sentido”, por lo que pienso que su propósito es que cada lector, cada hombre, sea capaz de sacar sus propias conclusiones, de buscar su propio sentido. No es que me convenza del todo el ejemplo del científico, pero sí que responde a una de las verdades fundamentales (para mí) del hombre: que para ser precisamente hombres necesitamos un “para qué”.
Un saludete y gracias por tu comentario!
Acabo de terminar de leer este maravilloso libro, que en estos tiempos de pandemia del coronavirus, me llena de esperanza e ilusión por el futuro.
Habla del sentido de la vida del hombre como algo único y distinto para cada cual, por lo que una persona no puede compararse con otra.
Me parece preciosa la forma en la que afronta el sufrimiento como algo que da sentido a nuestra vida, “lo que un hombre necesita no es vivir sin tensión sino esforzarse y luchar por una meta que merezca la pena”.
Otra de las cosas que me llama la atención es la fuerza que tiene para el autor el sentido del humor como un arma para la supervivencia.
Acabo con una frase de esta maravillosa obra que me ha ayudado en estos momentos de incertidumbre:
“Las circunstancias excepcionalmente adversas otorgan al hombre la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de si mismo”.
La vida nunca deja de tener sentido.
ME ENCANTA TU BLOG. ¡GRACIAS!