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Soy un admirador de la obra de Tolkien (igual lo has notado por la cabecera del blog, querido lector). El Señor de los Anillos es, a mi juicio, la mejor fantasía épica que se ha hecho nunca; no sólo por su calidad literaria sino también por todo el trasfondo que presenta la historia del Anillo.

«Tres anillos para los reyes elfos bajo el cielo.
Siete para los señores enanos en casas de piedra.
Nueve para los hombres mortales condenados a morir.
Uno para el «Señor oscuro», sobre el trono oscuro
en la tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.
Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas
en la tierra de Mordor donde se extienden las sombras». (J.R.R Tolkien, El Señor de los Anillos)

La batalla entre el bien y el mal, el triunfo de la humildad sobre el orgullo, la muerte y la inmortalidad, la eterna lucha por el poder, la amistad y el sacrificio, el influjo que ejerce el mal, la resurrección y la esperanza, la intervención de la gracia divina, la voluntad y la misericordia; son todos temas fácilmente reconocibles que subyacen en la obra de Tolkien y la hacen resistente al paso del tiempo. Como dijo C.S.Lewis sobre ESDLA:

«Jamás ha sido proyectado ningún mundo que a la vez sea tan variado y tan comprometido con sus propias leyes internas. Si Ariosto rivalizase en invención (que de hecho no lo consigue) todavía le faltaría su seriedad heroica».

 

 

La comparación de El Señor de los Anillos con otras sagas épico-fantásticas recientes sólo nos puede provocar una carcajada. Es de lamentar que una gran cantidad de obras modernas no presenten ninguna o casi ninguna de las cuestiones trascendentales. Este hecho hace que sus personajes no despierten en nosotros deseos de ser mejores, pues carecen de una personalidad reconocible que queramos imitar. Nadie en su sano juicio se pregunta «¿Qué haría Eragon?» cuando surgen los pequeños o grandes desafíos de la vida, pero no sería extraño que nos preguntáramos qué es lo que harían Aragorn, Sam o incluso Peter -de Las Crónicas de Narnia- por poner sólo algunos ejemplos.

 

Esa diferencia tan sutil es lo que marca la frontera entre la literatura que eleva el alma de los hombres y lo puramente comercial y relativista. Ojo, no estoy diciendo que todo lo que se escribe ahora sea basura: Harry Potter no sufre de los males que denuncio. Me lío, Stephen King resume mejor lo que quiero decir en una frase:

“Harry Potter es acerca de confrontar los miedos encontrando fuerza interior y haciendo lo que es correcto para enfrentar a la adversidad. Crepúsculo trata sobre la importancia de tener novio.»

Lo siento por las admiradoras de Edward y Jakob (venga, también por los admiradores de Bella) pero tiene toda la razón. Pondré otro ejemplo con Memorias de Idhún. [Atención INICIO de spoiler, lee a partir del siguiente párrafo para saltártelos]. Toda la historia gira en torno al triángulo amoroso entre Jack, Victoria y Kirtash. En principio, todo hijo de vecino convendrá en que Victoria debe elegir y quedarse con Jack, o si se equivoca, por lo menos elegir al viperino Kirtash. O a ninguno de los dos. Pero cual fue mi sorpresa al descubrir que Victoria, incapaz de elegir, se queda con los dos. ¡Y los dos aceptan! Espero que el veneno relativista no se haya infiltrado tanto en tu mente como para que haga falta explicar por qué eso es inconcebible. [FIN de spoiler]

En definitiva, con la difuminación del bien y del mal nos encontramos con que el hombre se pierde. Y cualquier obra de arte que se encuentre ajena a la experiencia humana como son la gran mayoría de las novelas actuales, es probable que tenga unas bases filosóficas erróneas que no tengan cabida en la humanidad. Por suerte, siempre podremos recurrir al universo de Tolkien.

El siguiente vídeo resume a la perfección la idea que he querido transmitir con todo este rollo. Existe la bondad en el mundo y merece la pena luchar por ella. Y esta es la razón por la que el Señor de los Anillos nunca pasará de moda.

¿Alguien se imagina una escena como esta en Crepúsculo o en Eragon?

¡Y bueno! Ya me he extendido demasiado, otro día hablaré largo y tendido únicamente sobre El Señor de los Anillos y su importancia en la vida moderna. Espero que te haya gustado.

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