
La imagen representa la estatua griega del sátiro embriagado o Fauno Barberini (Gliptoteca de Munich), perteneciente a la época helenística (323-31 a.C.) y, más concretamente, a la escuela de Rodas, isla situada en el mar Egeo. Esta ciudad, con su activo puerto marítimo, gozó a partir del siglo III a.C. de un largo periodo de paz y expansión comercial que se truncó en el año 227 a.C. debido a un seísmo que sumió en la tragedia a la isla. En este ambiente de prosperidad, los escultores rodios destacaron como virtuosos maestros creando obras dotadas de un realismo muy característico entre las que el Fauno Barberini destaca especialmente.

En esta etapa helenística del arte griego los escultores dominaron el repertorio de los siglos anteriores, imitando sus obras con gran pericia técnica y creatividad. En esta etapa ya no existen las grandes personalidades artísticas de siglos anteriores (Praxias, Mirón, Fidias o Praxíteles), pero surgen escuelas de escultores (Pérgamo, Rodas, Alejandría) que nos han legado numerosas obras, la mayoría copias de la época romana. Es el caso más probable del Fauno Barberini, quizás ofrenda en algún templo dedicado a Dionisos, dios del vino.
Esculpida en mármol, esta estatua muestra a un joven desnudo (un fauno) en un profundo sueño fruto de la embriaguez, en una postura sexualmente explícita, pero sin la costumbre habitual del priapismo (pene erecto). Obtenido en las islas del mar de Mármara, para los griegos el mármol era la mejor piedra con la que esculpir, pues proporcionaba un acabado más fino y unas texturas impensables en metales fundidos, como puede observarse en los rizos del fauno y en la musculatura, articulada con precisión y naturalidad siguiendo la influencia del Clasicismo (Policleto). El detalle de la cola y de los cuernos, difícilmente apreciables en la foto, revelan que la estatua es de un fauno o sátiro, seres del cortejo de Dionisos habitualmente representados como viejos y feos hasta que llegó Praxíteles, que los dulcificó con su Sátiro en reposo. La escultura no tiene las patas de cabra características de los sátiros porque fue restaurada por Bernini en el siglo XVII después de que fuera encontrada mutilada, sin el brazo izquierdo y sin piernas, y hundida en el foso del Castelo de Sant´Angelo, en Roma. Fue el artista barroco quien le dio dos piernas humanas en una postura que originalmente no le correspondía, dándole ese aspecto lascivo lejano del original, pero conservando el ideal estético griego de un hombre joven y atlético.