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Hace tiempo, no sé cómo ni a cuento de qué conocí una página web. Su objetivo era facilitarnos a nosotros los hispanohablantes, el acceso a diferentes artículos de opinión -generalmente sobre temas filosóficos, éticos y morales desde una perspectiva cristiana – que estaban escritos originalmente en inglés y para ello, solicitaban tu ayuda. Sí, si por algún casual tú sabes inglés, puedes elegir un artículo y traducirlo para la página. Una idea inteligente, ¿verdad? Pues bien, todavía no he traducido ninguno. Pero lo haré, I promise.

Fue en esta página donde conocí los artículos de Marc Barnes, un chaval americano (porque realmente es un chaval) que tendrá veintipocos años, tiene un blog que se llama Bad Catholic y que me encanta lo que escribe y cómo lo escribe. La entrada de hoy es la copia de un artículo suyo traducido en esa página (¡Ah! Se me olvidó citarla: Contra Babel) que me pareció muy agudo y que por eso me apetece compartirlo contigo. Por algo esto es mi blog, ¿no?

El artículo pierde bastante por la traducción; para leer el original en inglés baja la página hasta referencias. Allá va:

Este es un momento fantástico para ser adolescente. En pocas palabras el recordar tu primer año de carrera, tu incapacidad para atraer a las mujeres, y ese momento incómodo en el que te das cuenta que no tienes ningún talento por el que alguien te quiera pagar, quizás hagas bien en preguntarte: ¿Por qué? ¿Porque puedes estar incluido en el seguro médico de tus padres hasta los 26? ¿Porque el mundo se está acabando, y en un momento de grave emergencia a un hombre y una mujer se les permite confirmar el sacramento del matrimonio, con la esperanza de que un cura pueda ser testigo del sacramento en una fecha posterior? La respuesta corta: no. Respuesta larga: sí, pero sobre todo éste es un momento estupendo para ser adolescente cuando uno se aproxima al tema del dualismo alma-cuerpo de Descartes. Los filósofos y teólogos han necesitado cientos de años y destruir hectáreas de bosque para rebatir esta afirmación. Escribieron libros, ensayos y artículos defendiendo y rechazando esta filosofía, todos tratando de decir lo que sólo el adolescente puede decir con total impunidad intelectual: René Descartes era un capullo.

Lo que oyes.

Tal vez era un buen tipo, y por lo que sé al menos estaba intentando probar la inmortalidad del alma, pero se cargó el mundo. Cuando me cabreo, culpo a Descartes. No te molestaré con cómo llegó a esa conclusión, pero te diré la conclusión: la naturaleza de la mente (esto es, un pensamiento, lo que no tiene extensión) es completamente diferente del cuerpo (esto es, la extensión, lo no pensante), y por lo tanto es posible que uno exista sin el otro. Para Descartes hay poca diferencia entre la mente y el alma. Por lo tanto, un cuerpo puede existir sin el alma y el alma sin el cuerpo.

Lo cual para el mundo – en general – ha sido como:

Y para la Iglesia Católica ha sido como:

 

… pues mantiene que el hombre es una unión inseparable del cuerpo y el alma, que los dos no se pueden separar, y que Descartes se equivocaba por completo. Una vez más no estoy refutando su tesis. Voy a fijarme en sus consecuencias. Y la consecuencia es ésta: Descartes ha estropeado el sexo.

En términos comunes, ¿qué es un cuerpo sin alma? Un cadáver. ¿Qué es un alma sin cuerpo? Un fantasma. Curiosamente, consideramos esas dos cosas con miedo. Nuestra reacción natural al dualismo cuerpo-alma no es de aprobación, sino una reacción de miedo. ¡Parece mentira, nuestra reacción ante la separación del cuerpo y el alma es pensar que algo está mal!

 

Sin embargo esta confusión del alma y el cuerpo se encuentra en el corazón mismo de algunas de las cuestiones más estúpidas del mundo. Como el sexo anal. Lo primero que tenemos que decir es que es un galimatías de frase, como comida auditiva, o urinación nasal. (Perdón.) No es sexo en absoluto. Biológicamente y anatómicamente tratan un poco bruscamente el tema: el sexo es un acto reproductivo, todo lo demás es imitación. De hecho, si uno debe calificar el sexo por su ubicación, necesidad de dispositivos mecánicos para tenerlo, o separar su forma de su función de algún modo, entonces es definido específicamente como “no sexo”.

Pero observa lo que sus partidarios usan en su defensa, o en defensa de cualquier otra forma exótica de juego previo al “sexo” en sí. De una manera u otra, separarán el cuerpo y el alma. Deben hacerlo. Es imposible argumentar que otras partes del cuerpo salvo los genitales sirven para la reproducción, así que dirán que “el sexo es lo que las parejas hacen de ello”, o algo al estilo. Lo que tu cuerpo hace no es importante, puede ser sexo anal, sexo oral, o lo que sea. Puedes tener sexo sin sexo. La unión del acto sexual puede lograrse sin la unión natural y auténtica de tu cuerpo. Puedes tener alma sin cuerpo.

¿Qué es el alma sin cuerpo? Un fantasma. El problema de todo esto no es que tales actos sean salvajemente grotescos o físicamente repelentes – es que son fantasmagóricos. Si es sexo, es sexo-fantasma, y lo rechazo no porque vaya demasiado lejos o no, sino porque es algo susurrante y pálido, y no busco sombras.

Éste es sólo un ejemplo de muchos, hay muchas muestras de nuestras fantasmadas modernas. Toma la pansexualidad, una orientación sexual realmente guay. Es un concepto que “rechaza la noción de que haya dos géneros e incluso que haya orientaciones sexuales específicas, la gente pansexual está abierta a relaciones con gente que no se identifica estrictamente con un hombre o una mujer. La pansexualidad puede también significar la atracción de la personalidad de dos personas por encima de su apariencia física y género.” (Wikipedia, puedes usar la wikipedia para algo como la pansexualidad, ¿no?)

 

Aquí tienes la conclusión lógica de esta división alma-cuerpo. Es todo alma. El cuerpo simplemente no importa en su función, no importa para nada. El alma es lo que es sexy. O hace que la gente se llamen a sí mismos “personas con cuerpo de hombre” en lugar de hombres. En la frase tantas veces repetida, “Si dos se aman, ¿por qué no pueden casarse?” Todo alma, sin cuerpo. La conclusión lógica de todo esto es la total ausencia de lo físico en el sexo – quizás el sexo se convertirá en algo por lo que se pasa de largo.

Pero lo contrario es igualmente malo, aunque menos moderno. Es el rechazo del alma del cuerpo. Es la cosificación. Es decir que eres todo cuerpo, nada más. Así es que la pornografía niega el alma (y a nivel menos obvio, el cuerpo, ya estoy divagando) y no interactúa a nivel de emociones, de personalidad, o espiritual.

Nuestra cultura de rolletes niega el alma. Relaciones de una noche, prostitución, amigos con derecho a roce, todo eso trata de desterrar el alma para quedarse sólo con el cuerpo. Pero, ¿qué es un cuerpo sin alma? Un cadáver. Rechazo todo esto con cierta rudeza poco amable no porque sea demasiado, sino porque es demasiado poco, no es más que decadencia, y yo quiero vivir la vida a tope. Uno podría argumentar que la consecuencia lógica de quedarse solamente con el cuerpo es la violación, la cosificación de otro ser humano. Yo diría que es la necrofilia, pero es una idea en la que no nos detendremos.

Ahora, obviamente, soy totalmente consciente de que los distintos métodos de practicar este aburrido sexo no se llevan a cabo con la idea de Descartes en mente. Si así fuera, me imagino que pasaría menos. Pero su idea así lo pretende. Sin embargo hay una idea alternativa:

Somos la unión inseparable de cuerpo y alma. No puedes actuar con tu cuerpo sin actuar con tu alma, y viceversa. Somos un todo, estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, y al negar el cuerpo o el alma no te queda otra que negar tu propia existencia. Todas las separaciones y divisiones del cuerpo y el alma son simplemente eso, separaciones y divisiones, heridas que no conducen a la felicidad. Con la Gracia de Dios, evitemos caer en la fantasmalidad y muerte, y aprendamos lo que significa ser humano.

Ha sido demasiado. Si sigues aquí, te lo has ganado.

Sí, el vídeo también forma parte de su artículo 😉

Referencias:

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